jueves, 25 de octubre de 2012

Todo Tango, en el Círculo de Tradición.

MIERCOLES 31 DE OCTUBRE, 18.30 HS
(MONTEVIDEO 641)


El Círculo de Tradición y Cultura Nacional "Don Juan Manuel de Rosas", se congratula de poder dedicar una de nuestras jornadas al baile típico de Buenos Aires.
La sita tendrá lugar en el Instituto Juan Manuel de Rosas, ubicado en la calle Montevideo 641, y el cronograma de actividades será el siguiente:
-18,45: Acreditaciones
-19,00: Disertación a cargo del Presidente del Instituto JM de Rosas, Dr. Alberto Gonzalez Arzac, sobre "La Historia del Tango y la política".
-19,45: Concierto en vivo del dúo "Los Malandrines".
-20,30: Vino de honor y Milonga libre.
-22,00: Cierre de la jornada.

Desde ya que esperamos contar con la presencia de todos los amigos y seguidores del Círculo para disfrutar juntos y seguir reafirmando lo nuestro.

Importante: La entrada es libre y gratuita.

viernes, 19 de octubre de 2012

Palabras del payador, Eduardo "Negrin"Andrade.

Resistiremos con toda nuestras fuerzas

Eduardo "Negrin" Andrade.

Cuando contaba con mis catorce años,entré por primera vez a una
institución que mas tarde fué rectora en los conocimientos nativistas
y tradicionales de nuestra patria.Su nombre: "LA BRASA Centro de arte y
costumbres tradicionales " situada en lo que después fue denominada
Ciudad de Ramos Mejia en el Partido de La Matanza.
Casa muy colonial y que guardaba todavía el perfume de el tiempo pasado.La leí en ese
tiempo y la seguí leyendo por muchos años una cartela que en la entrada decía:
"LOS PUEBLOS QUE OLVIDAN SUS TRADICIONES PIERDEN LA
CONCIENCIA DE SUS DESTINOS" firmado Nicolas Avellaneda.
Que hermoso pensamiento.
En mi, fué la escuela que marcó mi existir haciendomé encontrar con
los sueños de mis ancestros,sus sentimientos,su forma de vivir en
comunidad compartiendo lo que tenian con los que no tenían casi
nada.Con las manos tibias de amor al semejante sintiendose orgullosos
de ser criollos y recordar historias de sus mayores y hechos que ya
eran leyendas de sus pagos ,su comarca ,su territorio sin olvidarse
del lugar donde fué su primer llanto y a los que vieron su primer
sorisa.
Cada vez que pulso mi guitarra y digo mis canciones,suelo decirle a
los que escuchan que no estoy sólo.Un enorme grupo de mis ancestros
dicen por mi el amor a la tierra,a su gloriosa historia de pueblos
convirtiendose en país,con su bandera ,nada más claro que sus colores
No estamos dormidos.Hay un grupo que posee una enorme riqueza de
comunicación y su plan de quitarle a la juventud los recuerdos de sus
familias.
Resistiremos con toda nuestras fuerzas.En cada oportunidad que
tenemos seguiremos hablando de nuestra tradición mientras sigan claras
y fuertes nuestras mentes. y quizá alguna noche nos dormiremos con el
decir de aquel payador entrerriano,Generoso Damato.
"Yo soy aquel payador
Que va dejando en su senda,
Rastros como de leyendas
Y ensueños como de amor ."

Atte. con mis respetos

Eduardo "Negrin"Andrade

martes, 25 de septiembre de 2012

LOS ESPERAMOS EN LA APERTURA DEL CIRCULO!!!!

GRAN PRESENTACION GRAN !!!

Queridos Paisanos, llegó lo hora nomás. El miércoles 26 a las 18.00, en la sede del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas (Montevideo 641) presentaremos nuestro CIRCULO DE TRADICION Y CULTURA NACIONAL que lleva el nombre homónimo.
Habrá guitarras criollas, bailes típicos, payadas, pastelitos y premiaremos con un diploma a personas destacadas en la cultura nacional.




Al finalizar la presentación compartiremos con todos los presentes un vino de honor en el salón de la institución. LAS MONTONERAS FEDERALES LLEGAN AL MICROCENTRO DE LA CIUDAD !




miércoles, 5 de septiembre de 2012

CANTO DE AMOR A NUESTROS HEROES



Hoy despertó la mañana, soberana, rotunda, con el sol queriendo escaparse desde el cenit, para apoyarse vaya a saber donde…quizás en el corazón de alguno que lo espera, por que el frío, sabe, es algo más que andar escaso de abrigo, es, andar escaso de patria.
No hay frío mas escandaloso, que ese, de no saber donde está la patria, quien se la está quedando, y entonces, pensé que hace muchos años, quizá 45 talvez 50, conocí un personaje casi un quijote, de palabra larga y cautivante, que me dijo: “hermano, hay que hacer la patria, esta que nos dejó San Martín, Belgrano y Rosas, entro otros” y le metió canciones a esa angustia que le estrangulaba la garganta. Y allí estaba el Chacho, el Arancibia, el que creo en mi corazón esta fuerza arrasadora que ha consumido parte de mis tantos años.
Pero, aquí está ese corazón, erguido, expectante, sabiendo que hay hombres y mujeres capaces de recrear de una asombrosa manera, los cimientos de este país llamado  “Patria”.
Yo era muchacho, recuerdo, y a pesar de estar imbuido en una atmósfera izquierdosa y desasosegada, sentí que era necesario transitar otros caminos, los de poner los ojos en otros hombres, los nuestros, los que dejaron todo en el combate y en la palabra,  para que nuestras mentes se transformaran en pos de una libertad distinta, esta que no es, pero que será, por que por eso lucharon aquellos, paladines bellos y valientes, soportando toda clase de injurias, pero,,,,ya ve, las consignas fueron levantadas, la palabra ya fue soltada y la sangre de aquellos, sirvieron para regar mi espíritu argentino.
Y los bendigo. A  usted mi General del sable incorrupto, A usted también mi general
Con sueños de bandera, y a usted Don Juan Manuel, que escribió sencillamente como se debe hacer la patria.-
Y yo también le puse canciones, quizás no tantas como debí haberlo hecho,  pero, en lugar de buscar un argumento como pretexto, hoy busco la mejor manera de exaltar las bases de una nueva soberanía, esa que me enseñaron ellos.
No tengo armas, solo la inmutable decisión de  mi canto, levantado en pos de mis sentimientos, por amor a los que creyeron en una patria distinta, sin patrones, sin la extranjería dominante, solamente con hombres y mujeres de buena voluntad, que ayudasen a abonar la tierra y plantar la simiente de esta patria hermosa.
Yo también lo quiero, con mis pequeñas fuerzas, pero con renovado espíritu argentino,
Colorado en el monte, barbado soñador en Salta, guerrero inmaculado en las riberas, andino general en las batallas.
Padres nuestros que están en el bronce, ciudadanos del cielo, patriotas nuestros, quien sabe que pecho los contiene, en que corazones están morando, pero se, que algún día, la patria los ha de rescatar de los olvidos y los pondrá en el sitial donde deben morar los elegidos de Dios.-
Aquí estamos, guerreros del canto, con guitarra por lanza, para poner en el aire nuestro homenaje: VIVA LA PATRIA!!!  

Por Horacio Quiroga.

martes, 28 de agosto de 2012

ESTANISLAO LÓPEZ Y FEDERALISMO


ESTANISLAO LÓPEZ Y FEDERALISMO: DOS PUNTALES DE LA IDENTIDAD CULTURAL SANTAFESINA QUE MUY POCOS JÓVENES CONOCEN.

Por Nobel  Clemar Passaglia (*)


Que la provincia de Santa Fe es tierra tan fecunda en federalismo como en trigos, no admite cuestionamiento alguno. Pero aun cuando ésta es la fragua en la que se moldeó la mayor parte de la estructura institucional de la Patria, la mayoría de los jóvenes santafesinos entre 18 y 30 años no sólo desconoce la historia profunda de su provincia, su decisiva participación en el proceso de construcción del país y el espíritu federal,  patriotismo y compromiso de los hombres que la formaron, sostuvieron y proyectaron hacia el presente; sino que ignoran absolutamente los basamentos que fundamentaron esa construcción, así como la de su propia identidad provinciana, hoy sometida deliberada y sistemáticamente a una desculturización extranjerizante que debe poner en alerta a educadores y familia.
    El desconocimiento y desinterés que se advierte en quienes está depositado el reaseguro del patrimonio cultural de la provincia, así como de su historia, que es la que debe sostener y hacer mayor su grandeza en el futuro, obliga a hacer una exhaustiva prospección acerca de las causas por las que la identidad cultural de las generaciones comprendidas en esa franja etárea y su concepción de federalismo, pensamiento y acción que dio a parir el país, está cada vez más difusa, lo que debilita no sólo a esta provincia, la segunda en importancia social, económica y política de la Nación, exponiéndola a perder cada vez más identidad, sino a la República misma, que ya viene sufriendo desde hace años esas mismas acometidas desculturizadoras, con el avieso propósito de debilitar su fortaleza, que no es otra que la de su gente.
    Es claro que las causas son muchas y variopintas; y no es finalidad de esta primera aproximación determinar por qué, cuándo y en qué punto se produjo el quiebre o debilitamiento en los jóvenes del alto espíritu patriótico y amante del pago chico que impulsara a los grandes hombres del federalismo santafesino, como Estanislao López, a abrir con muchos sacrificios y renunciamientos personales una picada por la que se pudiera transitar en paz y armonía social hacia un destino de grandeza común y definitiva para el país en formación, imprimiéndole el sello de la causa federal con la convicción de que sus valores eran y lo siguen siendo los que mejor servirían a la causa mayor, que es la del pueblo argentino, plantando así los puntales más sólidos en los que debía apoyarse la República: permanente estabilidad política, inquebrantable paz social y un proyecto concertado de nación que la proyectara hacia el futuro con solidez institucional, crecimiento económico, previsibilidad y prosperidad para todos sus habitantes .
   Para entender acabadamente la causa del federalismo y comprender con amplitud las razones fundantes de aquellos que la propulsaron en tiempos en lo que todo estaba por hacerse y las condiciones políticas y sociales no estaban dadas para el entendimiento y la concordia que permitieran poner fin a los enfrentamientos y avanzar con paso seguro hacia la conformación definitiva del país, es preciso conocer en su más amplia extensión el contexto, los tiempos, los protagonistas, las características personales de cada uno y las motivaciones políticas que hacían que el país se agitara en una constante convulsión.
   Como ya se ha dicho, no es propósito de esta primera entrega abordar políticamente los distintos y muy complejos factores que intervenían en una disputa política que mantenía a todo el territorio nacional en permanente estado de beligerancia interna y luchas fratricidas entre quienes pretendían que las provincias respondieran a un Gobierno nacional, con representantes enviados al Congreso (federales) y los que querían imponer el poder unitario y hegemónico de la provincia de Buenos Aires (unitarios) por sobre los derechos que los primeros entendían que debían asistir a los estados provinciales; como tener sus propias Constituciones y administrar sus recursos con autarquía, tributando al Gobierno nacional y recibiendo los reintegros de fondos coparticipables, tal como es el actual el sistema de gobierno.
    En ese sentido, sin adentrarse en un terreno que requiere de un tratamiento más extendido y en función de hacer que las nuevas generaciones de santafesinos conozcan lo más profundamente posible el espíritu de puro cuño federal con el que se fueron construyendo  las bases institucionales del país y de la provincia de su pertenencia, para conocer así su verdadera identidad provinciana y reafirmar a un tiempo esa pertenencia, es que se describirán en una próxima entrega, en forma cronológica y del modo más objetivo posible, los hechos y protagonistas que abrieron en Santa Fe las huellas más anchas para la causa federal, que sería la que finalmente habría de llevar al país hacia su destino de nación justa, libre y soberana, como lo soñaron y lucharon por ese sueño patriotas esclarecidos y valientes como Juan Manuel de Rosas y el propio Estanislao López; y así como está grabado para siempre en la letra de la Constitución Nacional, de la que la “Invencible” Santa Fe es la tierra madre.


(*) Periodista - Escritor, - Investigador de Tradiciones Folklóricas.
     Autor de la novela tradicionalista “Silbidos en la Huella”.
   Coordinador de la Región Litoral del Círculo de Tradición y Cultura Nacional “Don Juan Manuel de Rosas”.

martes, 21 de agosto de 2012

"El hombre que vivía de la historia".


Profesor González Polero
EL HOMBRE QUE VIVIA LA HISTORIA
 Por Raúl Oscar Finucci (Director Revista El Tradicional).

 
No es esta una nota académica sobre historia, ni es este un artículo periodístico, es simplemente lo que siento por el hombre que fue el profesor Jaime Tristán González Polero, fallecido el 29 de noviembre de 2000.
Amigo y maestro en igual porcentaje, me hizo comprender el pensamiento y obra de Juan Manuel de Rosas, aquel al que se le negó, y se le niega, el título de prócer, por la eterna voluntad de quienes creen que la firmeza en el mando es un pecado, ejerciendo constantemente el anacronismo, que como sabemos, es una forma de la mentira.
Conocí al profesor Polero en tiempos en que el Intendente de Gral. San Martín, Escribano Antonio Libonati, accedía a su pedido de comprar la casa perteneciente a la familia Comastri en la localidad de San Andrés, sita en el mismo partido, y que fuera, según Polero, parte del Cuartel General de los Santos Lugares de Rosas.
Esto fue e mediados de la década del noventa, hecho que agradó mucho a la comunidad interesada en la historia, y sobre todo a los adherentes al Pensamiento Nacional.
Adquirida la propiedad por el Municipio, el profesor Polero fue nombrado su Director; allí comenzó a vivir su gloria. Inmediatamente se mudó al museo y ocupó con humildad e hidalguía, una cuarto que estaba sobre el sótano inundado, durmiendo sobre un catre cuyo colchón eran cuatro grandes almohadones de un viejo sillón. El, que pertenecía a una de las viejas familias del San Martín Antiguo; que había sido, a sus veinticuatro años, secretario privado del interventor en Rosario del Gral. Perón.
Estoicamente se bañaba con un jarro de agua calentada en la cocina, porque nunca logró que se le instalara el agua caliente, y cuando me escuchaba maldecir contra quienes no hacían en el museo, al que llamó “La Casa de Rosas”, las reformas y arreglos necesarios para una vida digna de su director y de la memoria que guardaba, me decía: “Me baño como lo hacía el Restaurador”.
Nunca tuvo una plancha que funcionara; cortó el cable y la calentaba también en la cocina. Su magro sueldo de Director, le alcanzaba para mantenerse y enviarle algún dinero a su ex mujer, de la que se había divorciado hacía ya más de treinta años, y le exigía constantemente atención. Yo también me permití opinar sobre ese prescripto reclamo, y él, como un caballero con el honor intacto, me respondía: “Yo se lo que estoy pagando”.
Luchó denodadamente para que “La Casa de Rosas” tuviera baños públicos, una oficina fuera del edificio y un tratamiento contra la humedad que desde abajo la destruía. Todo eso se logró después de su muerte.
Cuando me planteó que lo ayudara a redactar los motivos por los cuales él quería que la casa fuera declara “Monumento Histórico Nacional”, nos pusimos a trabajar. Polero no descansaba reuniendo documentos y redactando razones que le dieran la razón. Finalmente el mismo Arquitecto Peña, presidente de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos de la Nación,  junto a un colaborador, llegaron hasta el museo. Estuvimos charlando toda la tarde mientras ellos revisaban todo el edificio; ubicación con respecto a la línea municipal, reformas evidentes y otros detalles. Polero caminaba de una lado a otro, inquieto, ilusionado. Finalmente la comisión probó que su museo había sido una construcción del Cuartel General de los Santos Lugares de Rosas, y lo calificó “Lugar Histórico”, pero al no probarse que la hubiera habitado Rosas, no calificaba como “Monumento”. El profe se enojó, pero aceptó con un dejo de satisfacción; sabía que estaba en el lugar correcto, y para él sería siempre “La Casa de Rosas”.
En otra oportunidad y sin dudarlo, llamó al Arquitecto Daniel Scháveltzon, quien yo conocía de la época en que trabajé en la revista “Todo es Historia” del Dr. Félix Luna. Daniel vino con su equipo de “Arqueólogos urbanos”, pero no encontraron demasiado, las construcciones sanitarias y otras modificaciones del terreno, hicieron desaparecer los elementos que podían haber sido importantes en las vitrinas de sus dos salas.
Trabajaba mucho, escribiendo y consolidando el Instituto de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas” de Gral. San Martín, y aportando constantemente su conocimiento y capacidad de gestión, para el Instituto Nacional.
Algunas veces he pasado de madrugada cerca del museo, y me acercaba para ver si estaba todo bien en la casa de mi amigo. Varias veces lo vi, a través del vidrio de la puerta que daba a su escritorio, dormido sobre sus papeles, junto ala pava y el mate. Lo llamaba desde mi celular y lo despertaba para que se fuera a dormir. Varias veces le dije que tenía que dormir más, que tenía que descansar, y su respuesta era. “Mi descanso es continuar”.
Cuando el cambio de signo político se cernía sobre el partido, alguien llegó como amigo a absorber conocimientos y agenda de Polero. Algunos se lo dijimos, pero alentaba la idea de que no lo dejarían sin su museo. El intendente Ivoskus asumió su cargo e inmediatamente lo echó. A él, que había encontrado esa casa, a él que la había hecho comprar y la había convertido en museo, a él, que dormía en un catre con almohadones…
A los pocos días, después del ultimátum, lo pasé a buscar y lo llevé a una pensión, que fue la antesala de su tumba. Al mes quedó mudo, y a los dos meses murió.
La ceguera de la política, no importa del signo que sea, mató al Profesor Jaime Tristán González Polero. Mi amigo, maestro y ejemplo de que lo que se siente se debe vivir en consecuencia.

El autor es director de la revista EL TRADICIONAL
y colaborador de la revista EL FEDERAL

jueves, 16 de agosto de 2012

EL FOLKLORE BONAERENSE Y LA POLITICA... (PARTE III)


LOS SONIDOS FEDERALES  

Otra hija del Cielito, la Media Caña, merece toda nuestra atención por haberse constituido en baile extendido en tiempos de Rosas. Danza “histórica”, por cuanto ya ha caído en desuso, la Media Caña ha quedado retratada en algunas pinturas famosas de la Federación, como aquellas de Carlos E. Pellegrini [1], una llamada Bailando la Media Caña (1835) y la otra simplemente Media Caña(1831).

De acuerdo a las investigaciones de Vega, este baile “descubre su nombre dentro de la primera década de la Revolución de 1810”, el cual creció “vigorosamente en el Plata en la época más cruel de la guerra civil” comprendida entre los años 1838 y 1842. La Media Caña, sin lugar a dudas, estuvo asociada al Partido Federal, y por esa misma razón se constituyó en “forma literaria de los contrarios”. Queda establecido, por esta estrecha relación del mencionado baile con la Federación, que su abandono y decadencia se aceleran con la caída del Restaurador de las Leyes en 1852. Nos llega el recuerdo, entre otros, de un Cielito de Media Caña compuesto “en tiempos de la campaña al desierto realizada por Rosas”, en el cual su primera y última estrofa decían así: 

Voy a cantar un cielito/ que se llame federal/ porque la unidad no es carta/ con que se puede jugar.

Cielito, cielo que sí/ cielito de media caña/ pronto los hemos deber/ sentados en la cucaña. 

Luego de muchos años, y ya acercándonos a la que fuera su última etapa de vida, la Media Cañavuelve rescatada por el circo criollo, muy parecido al derrotero del Pericón, si bien envuelta en las sombras y alejada para siempre de su antiguo esplendor.

Como una rareza de esos años encontramos el Cielito en batalla, variante del Cielito que se introdujo en nuestro país en 1831, a través de los hermanos José y Juana Cañete. Fueron ambos bailarines de pantomimas que se ejecutaban en las pistas y salones del Buenos Aires federal. El revisionista Josué Wilkes, dedicado a la tarea investigativa de los sones y bailes de la época de Rosas, da la siguiente explicación acerca de este género musical:


“El mote bélico aplicado a danza tan plácida y galana, como lo es el Cielito, le fue aplicado por sus creadores por la sugerencia que les ofrecía la disposición de las múltiples figuras constituidas de la danza, con las disposiciones y alternativas de dos fuerzas combatientes maniobrando con táctica de lucha. En efecto: el orden abierto con que se enfrentaban las parejas, los movimientos de avance y retroceso, los molinetes y demás complicadas figuraciones de la danza se prestaban buenamente a la denominación guerrera del novedoso Cielito de los Cañete”.” [2]

Y ya que volvemos sobre los Cielitos, hay que decir que salieron publicados muchos de ellos en varios periódicos bonaerenses surgidos durante el primer gobierno de don Juan Manuel, en donde resaltó el ingenio de fray Francisco de Paula Castañeda (1776-1832). Una interesante pieza de este género folklórico, y que fuera creada por el fray, es el conocido Cielito por la muerte de Dorrego, dado a conocer por vez primera en 1914 por Juan A. Pradère y cantado en muy buena versión por el músico surero Atilio Reynoso.  

En “La Moda” N° 8, gacetilla aparecida el 18 de noviembre de 1837 en Buenos Aires, el aún simpatizante federal Juan Bautista Alberdi enjuiciaba al Cielito como “hijo de las campiñas argentinas, expresión de las alegorías nacionales; despierto y vivo como el sol que alumbra nuestros campos, está destinado a servir de peroración a nuestros bailes: es compañero de la aurora; su música rosínica es acompañada por los pájaros del alba; nace tiznado, negligente, gracioso como las últimas horas de una dulce noche”.

El año 1811 determinó el nacimiento de diversos “bailes de parejas solistas” que alcanzaron importante difusión en el período rosista, entre ellos El CuandoEl MinuéEl Montonero y El Minué Federal. A fines del siglo XIX todos ellos habían pasado a la historia, siendo rescatados únicamente como material de estudio para los amantes de las costumbres antiguas.

Estos bailes eran sociales “de carácter ceremonioso y originariamente señorial derivados del minué y de la gavota europeos”, según Carlos Vega, quien también añade que todos“poseen una parte lenta y una rápida (allegro).

El Cuando fue conocido en nuestro país al año de la Revolución de Mayo, siendo las primeras provincias en disfrutar de su música y su danza Tucumán, Salta, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, La Pampa y Río Negro, mas su expansión hacia la provincia de Buenos Aires la hallamos recién en el período 1831-1850, cuando gobernaba Rosas. Bailada en toda la campaña, esta música se trató de un minué-gavota con allegro de Gato.

Pasemos a El Minué, que también vivió sus mejores horas durante el federalismo. Esta música estaba presente en casi todas las tertulias bonaerenses y de la sociedad porteña, compartiendo su popularidad junto con los Tristes (venidos del Perú), los Cielitos criollos y los Boleros españoles. En la época de Rosas, toda tertulia de salón se abría con un Minué, donde hombres y mujeres “lo bailaban con pasos graves y medidos, utilizando la ocasión para desplegar todas sus gracias naturales”, advierte Nora Malamud. 

Sirvió también el Minué para agasajar a las autoridades de turno, como cuando en 1830 le fuera dedicada a Juan Manuel de Rosas un Gran Minuét y Valsa, autoría de José Tomás Arizaga. Entre las tres composiciones musicales que salieron en “La Moda” del 21 de abril de 1838, una se trataba de un Minué, composición del genial Juan Pedro Esnaola. Cuando el asesinato del gobernador tucumano Alejandro Heredia, el “British Packet” (periódico de la comunidad inglesa en Buenos Aires) informaba sobre un Minué titulado “La Súplica”, de Juan Bautista Alberdi, quien de ese modo memoraba al infortunado federal.

Ha ocurrido en las jergas federales, que luego de un Minué inicial le seguía El Montonero (o La Montonera, como también se le conocía). Básicamente, esta danza se trataba de un Minué con figuras de contradanza española o Cielito criollo en el allegro (parte rápida y última de la pieza).

Aunque no conviene adelantarnos, El Montonero suele confundirse con El Minué Federal, errada apreciación que ha persistido con fuerza en no pocos trabajos folklóricos. Interesante que una danza criolla lleve el nombre montonero; su inclusión, es bastante sencilla de entender si sabemos interpretar la historia argentina de la primera mitad del siglo XIX. Prestemos atención a lo dicho por Guillermo Terrera:

“A partir de 1818, las montoneras empiezan a tener una destacada preponderancia en la vida político-social del país. Cada período de luchas, engendró en el territorio argentino, una serie de personajes célebres por sus hazañas, pero que pronto eran reemplazados por otros que actuaban en nuevos acontecimientos. Y así, el héroe de la guerra de la Independencia, el soldado a quien le cantaron en su oportunidad los vates populares, es pronto olvidado y otro héroe, más actualizado lo reemplaza”.

Aquí, Terrera distingue la célebre fama alcanzada por los gauchos durante el período de las luchas independentistas, en donde no trepidaron en el ofrecimiento de sus vidas en aras de la patria libertad, del terruño que los había visto nacer a ellos y a sus ancestros. Hacia 1820, ser miliciano montonero ya constituía un estatus legendario para los pueblerinos, los cuales se dedicaron a solfear coplas y tocar sonidos que revivían sus hazañas y sus aventuras, sus triunfos y sus derrotas, sus tiempos en los inhóspitos cantones fronterizos. 

Extenso fue el derrotero de estos soldados agrestes. La vida de las montoneras empezó en las refriegas contra los godos y se extendió hasta bien entrada la década de 1870, cuando nuevas generaciones de montoneros murieron por la causa federal, acaudillados por Varela, Guayama, Luengo o López Jordán. 

Ya homenajeado y vuelto baile folklórico por el arrojo desplegado en los campos del honor, El Montonero se convertirá en música bonaerense reconocida durante la época de Rosas, extendiendo su influencia en ese mismo período por provincias tales como Santa Fe, Santiago del Estero y Corrientes. 

Hay que hacer, no obstante, un distingo. En la Santa Federación estas fuerzas irregulares (las montoneras) ahora eran “reemplazadas por verdaderas campañas militares dirigidas por jefes expertos y de carrera, conjuntamente con tropas adiestradas y disciplinadas”. Sin embargo, bien podríamos agregar que el soldado montonero de antes ahora convergía en las formaciones militares evolucionadas del presente, no perdiendo por eso su silvestre aptitud para el combate ni su gauchesca vestimenta. Así lo remarcaban los pintores de la Federación cuando deseaban dejar un testimonio pictográfico para los tiempos: ellos reflejaban el semblante de auténticos “gauchos militares” con divisas punzó.

En 1845 aparece un Montonero compuesto por el prolífico Juan Pedro Esnaola, exaltado partidario federal de aquellos tiempos que volcaba sus pasiones y simpatías al hacer “resonar una nueva cuerda en su lira”. Por entonces, El Montonero y el Minué Federal gozaban de frondosa popularidad, lo mismo “las grandes composiciones religiosas” y las canciones “con reminiscencias rossinianas”.

Por Minué Federal también queremos llamar al Minué Montonero, al Minué Nacional, o bien, a El Federal a secas. La diferencia sustancial con respecto a La Montonera (El Montonero), estaba en la composición de sus partes. Válido es recordar que El Montonero tenía en su parte final (allegro) unCielito, mientras que el Minué Federal, un Valse.

Su aparición le pertenece casi exclusivamente a la campaña de la provincia de Buenos Aires, entre los años 1811 a 1830. Luego, entre este último año y 1850, sus sones se extenderán y bailarán en todas las ciudades de la Confederación Argentina, predilectamente en San Luis, San Juan, Santiago del Estero, Santa Fe y Entre Ríos, para luego ir declinando suavemente en el período signado por los gobiernos masónicos y liberales triunfantes (1851-1880). El Minué Federal fue baile “histórico” a partir del 1900. 

Por último, nos remite Fermín Chávez un dato perdido en la historia: “Se tienen noticias de unMinué Federal de 1840, compuesto por Juan Poca Ropa, director de banda del ejército rosista, oriundo del barrio de San Telmo”.


[1] Charles Henri Pellegrini fue el nombre real del padre del futuro presidente de la Nación, Don Carlos Pellegrini (1890-1892). De origen suizo, quedó consagrado como uno de los mejores retratistas de las costumbres camperas de los tiempos confederados. Gracias a la precisión de sus obras, hoy se conocen innumerables paisajes y faenas de aquella patria gaucha y su gente.

[2] Wilkes, Josué T. “Acerca de la música en la época federal”, en Revista del Instituto Juan Manuel de Rosas de Investigaciones Históricas, Buenos Aires, Enero-Diciembre de 1963, núm. 23.


Por Gabriel O. Turone


Bibliografía:

-          “Atlas de la cultura tradicional argentina”, Dirección de Publicaciones de la Secretaría Parlamentaria del Honorable Senado de la Nación, Buenos Aires, Argentina, Agosto de 1988.

-          Chávez, Fermín. “Iconografía de Rosas”, Tomo II, Editorial Oriente, 1970.

-          Chávez, Fermín. “La cultura en la época de Rosas”, Ediciones Theoría, Argentina, 1973.

-          Terrera, Guillermo Alfredo. “Cantos tradicionales argentinos”, Peña Lillo Editor, Buenos Aires, 1967.

martes, 14 de agosto de 2012

La Tradición Nacional.

Pensamiento Nacional
 La Tradición Nacional.


                                                                            
                                                                Por Alberto Buela.
                                                                  
El filósofo Martín Heidegger se quejaba allá a mediados de los años treinta de que Europa yacía bajo la gran tenaza formada por Rusia y Estados Unidos como portadores de la furia tecnológica y la organización abstracta del hombre normal. (1)

Parece ser que nosotros hoy padecemos la opresión de otra gran tenaza, pues el mundo de nuestros días está atrapado entre la homogeneización global de un mundo-uno y el renacimiento tribal de los nacionalismos periféricos. Oscilamos entre Mac Donald y Bosnia, CNN y Ruanda, Microsoft y Chechenia. Unos están compuestos por hombres y mujeres para quienes la cultura propia y su lengua, la nacionalidad étnica y su religión son elementos descartables y a reemplazar. En tanto que otros hurgan en sus muertos o ilusorios mitos fundadores, para desde allí enfrentar el problema de la pérdida de identidad. Esta, para volver al símil de Heidegger, es la tenaza que aprisiona al hombre normal de nuestros días.

Es obvio que resulta mucho más fácil vivir plegándose a cualquiera de las dos ramas del fiero instrumento. Se puede vivir como el hombre light que sólo busca "estar al día" y no saber; no tener opiniones chocantes siendo siempre encantador; someterse al mercado de divisas y al Internet. O de lo contrario, se puede vivir como el hombre iniciático, haciéndose el sabio parodiando un saber que no se posee. Oscureciendo las aguas para que parezcan más profundas como gustaba decir Nietzsche. Y en este hombre iniciático hay dos vertientes. Desde el que se ocupa de los ovnis y los ángeles hasta el que busca fundar su saber en la hermenéutica de Nazca, el tantrismo de la mano izquierda o en Trapalanda.

Esta grosso modo es la tenaza de nuestro tiempo, que aprisiona al pensamiento crítico pero arraigado que, al menos nosotros, sostenemos como expresión más genuina del hombre no-conformista.

¿Cómo resolver desde nosotros mismos, desde nuestro lugar en el mundo que es Iberoamérica, esta opresión a dos puntas?

Poniendo en acto, actualizando, los valores que conforman nuestra tradición nacional. Así pues, el asunto de este trabajo es responder: ¿qué es la tradición nacional y cuáles sus valores?

La noción de tradición cuyo nombre proviene del latín traditio que significa la acción de entregar, de transmitir puede resumirse como el traspaso de una generación a otra de las cosas valiosas que la conformaron.

La tradición no debe confundirse con el conservadorismo, que en general guarda todo, lo valioso y lo que no es. La diferencia entre tradición y conservatismo es que, en éste último, lo viejo vale por viejo, mientras que en la tradición lo viejo vale en tanto portador de valores. La tradición, para nosotros, es algo que aún vive y no una entidad ahistórica tal como la considera el tradicionalismo filosófico.

Estos valores de la tradición nacional se han encarnado paradigmáticamente en Nuestra América en un sujeto histórico: el criollo, en tanto que representante más acabado de nuestra raza. Quien se ha expresado según haya sido su ámbito de pertenencia como huaso en Chile, charro en México, borinqueño en Puerto Rico, llanero en Venezuela y Colombia, montubio en Ecuador, cholo en Perú, coya en Bolivia, gaucho en Uruguay, Paraguay, Argentina y sur del Brasil Etc., Etc.

En definitiva, es el arquetipo de hombre americano que siendo de genuina estirpe hispánica nos distingue de España. Ni tan español ni tan indio.


La expresión de la tradición nacional

La tradición nacional tiene en la literatura argentina tres hitos significativos: el Facundo: Civilización y Barbarie (1845) de Domingo Sarmiento; el Martín Fierro (1872/79) de José Hernández y El Payador (1916) de Leopoldo Lugones y algunos aleatorios (2).

El Facundo tuvo por objetivo desacreditar al Brigadier General Juan Manuel de Rosas, su gobierno (1835 a 1852) y a su principal personero: Facundo Quiroga. Y aun cuando partiendo de la falsa antinomia: civilización y barbarie. Equiparando barbarie a campaña, a desierto, a extensión "el mal que aqueja a la República Argentina es la extensión" (3), a población criolla. Y proponiendo su reemplazo por el europeo que es la civilización. No obstante tamaño error, decimos que su mérito, limitado sólo a los tres primeros capítulos, (el resto son "mentiras a designio", según carta de Sarmiento al General Paz) estriba en la descripción del genius loci (clima, suelo, paisaje) de los argentinos y sus caracteres esenciales expresados en la descripción del criollo bajo las distintas figuras del rastreador, el baquiano, el gaucho malo y el cantor.

Sarmiento, a pesar de él mismo, fue un americano hasta la médula, que cuando describe al gaucho en realidad se autorefleja. La contradicción surge cuando lo interpreta: "La sangre es lo único que tienen los gauchos de seres humanos", pues allí surgen todos los preconceptos ideológicos de su conformación política. Romántica y liberal. Europeizante y mimética. Unitaria y antirosista. Masónica y anticatólica.

El Martín Fierro viene a relatar los padecimientos del gaucho, producto típico de la pampa, explotado y sometido a los arbitrios de la ciudad, sede del gobierno, y sus personeros: políticos, jueces y milicos.

El poema va más allá de su autor, pues "él ignoró siempre su importancia y no tuvo genio sino sólo en aquella ocasión" (4).El poema lo sobrelleva. Ante la crítica ilustrada de la época, Hernández pide disculpas por la inferioridad de sus versos. Sin embargo su poema adquiere inusitada adhesión en el paisanaje, transformándose en el texto más leído de su tiempo. Véase el pedido de un almacén de ramos generales de la campaña a su abastecedor porteño en 1873: "50 gruesas de fósforos, 2 quesos bola, 10 tercios de yerba, 1 barrica de cerveza, 2 pipas de vino Carlón, 50 Martín Fierro" (5). Su lenguaje, estilo, versificación y temática son estrictamente criollos. No imita.

"De naides sigo el ejemplo
naide a dirigirme viene"

El Martín Fierro tiene y tendrá múltiples y variadas lecturas e interpretaciones pero, por sobre todo, es la expresión de nuestro modo de ser en el mundo.

Las grandes etapas de su desarrollo son:

a) Vida bucólica:
era una delicia ver
como pasaba los días.

b) Envío a la frontera:
Si esto es servir al gobierno
a mi no me gusta el cómo

c) Huída al desierto:
Y siguiendo el fiel del rumbo
se entraron en el desierto

d) Vuelta:
Viene uno como dormido
cuando vuelve del desierto

e) Dispersión:
Después a los cuatro rumbos
los cuatro se dirigieron

Ellas indican emblemáticamente no sólo el drama de la historia patria "Hasta que venga algún criollo en esta tierra a mandar", sino también las etapas en el camino del hombre que lucha por ejercer su libertad. Y en este sentido el Martín Fierro encierra también una filosofía de vida.

El tercer eslabón de la tradición nacional aparece con El Payador. Producto de una serie de seis conferencias pronunciadas por Lugones durante 1913 en el teatro Odeón de Buenos Aires a la que asistieron, entre otros, el entonces presidente de la República Roque Sáenz Peña y sus ministros Indalecio Gómez, Eleodoro Lobos, Carlos Ibarguren, Justo P. Sáenz Valiente.

El ensayo es, cuarenta años después, la primera gran reivindicación de Hernández y su objetivo es probar que Martín Fierro es un poema épico y para ello se apoya en la proposición: "El gaucho, y no el español, fue el héroe y civilizador de la Pampa. En este mar de hierba, indivisa comarca de tribus bravías, la conquista española fracasó." (6)

El trabajo es como todos los ensayos de Lugones, desmesurado, exhultante, arbitrario, pero al mismo tiempo, penetrante, suscitador, inteligente, fruto de una cabeza brillante como la del hijo de Río Seco. Acá se muestra no como el afrancesado que fue, sino como el criollo a pie firme proveniente de una familia que "por cuatro siglos sirvió a estas tierras". Si pudiéramos obviar los capítulos primero y último, absolutamente infundados, el libro sería el ensayo más acabado sobre la tradición nacional.

Haciendo gala de una erudición, por momentos insolente y ofensiva, Lugones no sólo muestra acabadamente la trabazón interna del Martín Fierro que lo convierte en el mayor poema épico de Hispanoamérica, sino que además pone al descubierto la corriente espuria de la expresión criolla. A Bartolomé Hidalgo lo trata de "barbero que le imprimió a sus versos, como es natural, la descosida verba de su oficio". De Hilario Ascasubi - defendido años después por Borges frente a Hernández- dice que "no tenía de gaucho sino el vocabulario, con frecuencia absurdo". Al respecto ya Miguel Cané había afirmado en carta a Hernández: "Ud. ha hecho versos gauchescos, no como Ascasubi, para hacer reír al hombre culto del lenguaje del gaucho". De Estanislao del Campo y el comienzo de su Fausto sentencia: "Es una criollada falsa de gringo fanfarrón" (7). Del Lázaro de Ricardo Gutiérrez y de La Cautiva de Echeverría que "son meros ensayos de color local en los cuales brilla por su ausencia el alma gaucha". A esta corriente espuria de la expresión criolla debemos agregar el publicitado trabajo de Ezequiel Martinez Estrada: Muerte y Transfiguración de Martín Fierro, que Lugones no conoció, un libro verdaderamente miserable, escrito por un gallego trepador y anticriollo con veleidades de sociólogo.


Los valores de la tradición nacional

Estos tres autores, que dicho sea de paso son políticamente opuestos entre sí, nos muestran que nuestra conciencia, o sea, la conciencia criolla, nuestro mundo de valores, nuestro genius loci, nuestra representación comunitaria, todo ello es premoderno. Pero nuestra forma de representación política a través del parlamentarismo demócrata-liberal y la proyección internacional de nuestra ecúmene cultural partida en una veintena de republiquetas bananeras, todo ello es moderno. Y esta es la gran contradicción que venimos soportando desde hace casi doscientos años. Somos entitativamente una cosa pero la representamos falsamente. Somos sustancialmente premoderno, nos relacionamos con el medio y nos organizamos familiar y comunitariamente como premodernos, pero nos representamos políticamente como modernos. Vivimos así una contradicción no resuelta. Al respecto algo barruntó el vulcánico Sarmiento: "En la República Argentina se ven a un tiempo dos civilizaciones distintas en un mismo suelo; una naciente que sin conocimiento de lo que tiene sobre su cabeza está remedando los esfuerzos ingenuos y populares de la Edad Media; otra que, sin cuidarse de lo que tiene a sus pies, intenta realizar los últimos resultados de la civilización europea. El siglo XIX y el siglo XII viven juntos: el uno dentro de las ciudades, el otro en las campañas." (8)

Sin ir más lejos, nuestra concepción del tiempo es distinta. Nuestros contratos los cumplimos de "otra manera", para desazón de europeos y norteamericanos. El nuestro, no es el time is money sino "sólo tradanza de lo que está por venir" como afirma Martín Fierro. Es un madurar con las cosas. Eso, que tanto ellos como nuestra intelligensia local, han caracterizado como indolencia o vagancia nativa. La siesta es casi un delito.

Claro está, hoy ya no existen los arquetipos que han definido a nuestros pueblos que fueron los que encarnaron la Tradición Nacional. Ya no está el gaucho, ni el llanero, ni el huaso, ni el charro, ni el montubio, ni el borinqueño, ni el cholo, etc. Hoy casi todos tendemos al homo consumans, al hombre light, al hombre homogeneizado del supermercado, al hombre desarraigado, al bicho urbano para quien: "el campo es aquel lugar horrible donde los pollos camina crudos". Pero si bien es indudable la desaparición del criollo bajo sus distintas formas ello no nos permite afirmar la desaparición de los valores que animaron a este tipo de hombre. En una palabra, que desaparezca la forma en tanto que apariencia, no nos autoriza a colegir que murió su contenido, esto es, el alma gaucha. Muy por el contrario, lo que tiene que intentarse es plasmar bajo nuevas apariencias o empaques los valores que sustentaron a este tipo de hombre, como son: a)el sentido de la libertad, b)el respeto a la palabra empeñada, c) el sentido de jerarquía y d) la preferencia de sí mismo. Criollo es pues quien comparte estos valores más allá de su origen étnico, sea italiano, árabe, gallego o alemán. Estos son los valores fundamentales del "alma hispanoamericana". Renunciar a cualquiera de ellos es renunciar a nosotros mismos.


* Doctor en filosofía, ensayista y director de Disenso.


NOTAS

1.- Cfr. Introducción a la Metafísica, Buenos Aires, Ed. Nova, 1966,p. 75

2.-Entre los trabajos propios, aunque en comparación menores, podemos señalar: La Tradición Nacional (1888) de Joaquín V. González; En Torno al Criollismo (1912) de Ernesto Quesada; Los Gauchescos (1917) de Ricardo Rojas. El resto son miles de estudios eruditos que se cuecen en su propia salsa: el academicismo estéril.

3.-Sarmiento, Domingo: Facundo: Civilización y Barbarie, Buenos Aires, Eudeba, 1961, p.21.

4.- Lugones, Leopoldo: El Payador, Caracas, Biblioteca de Ayacucho, 1978, p.133.

5.- Pérez Amuchástegui,Antonio: Mentalidades Argentinas(1860-1930), Buenos Aires, Eudeba, 1965, p.230.

6.-Lugones, Leopoldo: op. cit. pág.36

7.-No nos podemos resistir a copiar todo el párrafo que le dedica Lugones a Del Campo y su obra. Dice así: "Después, si el vocabulario del famoso Fausto, está formado regularmente por palabras gauchas, no lo son sus conceptos. Así puede observarse desde el primer verso. Ningún criollo jinete y rumboso como el protagonista, monta en caballo overo rosado: animal siempre despreciable cuyo destino es tirar el balde en las estancias, o servir de cabalgadura a los muchachos mandaderos; ni menos lo hará en bestia destinada a silla de mujer, como está dicho en la segunda décima, por alabanza absurda, al enumerarse entre las excelencias del overo, la que podía "ser del recao de alguna moza -y, para peor,-pueblera". Además, en la misma estrofa habíalo declarado "medio bagual"; lo cual no obsta para que inmediatamente pueda creeerlo arrocinado, es decir, manso y pasivo. Por último para no salir de las dos primeras décimas, que ciertamente caracterizan toda la composición, ningún gaucho sujeta su caballo sofrenándolo, aunque lo lleve hasta la luna. Esta es una criollada de gringo fanfarrón, que anda jineteando la yegua de su jardinera". op.cit. p.128.- Es atingente hacer notar con Justo P. Sáenz (h) que "El espiritu de imitación por todo lo que emana de la Capital Federal, tan común en nuestro interior...ha hecho que el paisano, sobre todo el que desfila en nuestras fiestas tome la fea y despiadada costumbre, imitando a los reseros del Matadero Porteño, de cortarle la cola al maslo, cuando nuestro gaucho usaba la cola hasta la ranillas, o cuanto menos cortadas al garrón" (Cfr. Equitación Gaucha, Buenos Aires, Emece, l997 p.p. 138, 130 y 68).-

8.- Sarmiento, Domingo: op.cit. pág.49.

lunes, 13 de agosto de 2012

"EL DIA DEL CANTOR FOGONERO"

 El Círculo de Tradición y Cultura Nacional don Juan Manuel de Rosas, rercibe mi humilde pretensión por la presente, a los efectos de instaurar "EL DIA DEL CANTOR FOGONERO"... ese vate que pocas veces se tiene en cuenta y es él; nada mas y nada menos que el "alma mater" desconocida, que suele llegar sin ostentación alguna y brinda ni bien pulsa la encordada la entrega mas ponderada de su producción sin manoseo comercial alguno lo mejor de sí...exponente que en absoluto nada tiene que ver con el canto repentista y mucho menos con remanidas temáticas comercialmente en boga.
                               Cantores infaltables en lo que a echar una cuarta se refiera, sabedores de alguna angustia que pase un jinete quebrado, un colega pasando las de Caín, un simple asistente a una jineteada que ha sufrido un percance; hombres de arriba a bajo que tal vez esten pasando las de Caín y hasta sean yapadas algunas cuerdas   de sus instrumentos; al serles imposible de reponer por novisimos  e inalcansables encordados.
                                 Apalabrado el compañero presidente Jose Rafael Arancibia (El Chacho) derivó la presente ponencia y concedor del paño, hizo hincapié que el mas genuino exponente de los cantores fogoneros fue nada mas y nama menos que el Negro Rogelio Araya; quien la mar de las veces se identificó por esos vaivenes de la Vida, con su proverbial lealtad.. en pro de todos aquellos sin voz ni voto... pero de gargantas espectaculares, que no sedujo la tentatción de digitaciones a dedo ni el caballo del coisario hablando claro.
                                 En la fecha estoy cumpliendo la friolera de 67 años, siempre los mismos a la incondicional acción de la Madre Tradición, se que mi prédica no caerá en saco roto y con su venia y atorización, ya mismo me aboco al agrupamiento de valores de real valía, juglares de distintos pagos que bajo el sagrado manto asul y blanco demostrrán las veces que se los convoque una cara negada y hasta desconocida, de patriotas cantores que no cejan ni sejaran de poner el hombro al círculo que usted preside.
               
                                   Sin mas muy atentamente Jose Assisi (Pampa Viejo)

P/D: jcassisi@hot mail .com

jueves, 9 de agosto de 2012

"El Payador", de Leopoldo Lugones.


Creemos conveniente, si queremos resaltar nuestra cultura y Tradición, difundir la obra cumbre de Leopoldo Lugones; El Payador. En ella se eleva a poema nacional el Martín Fierro, y a su autor, José Hernández, como juglar de la Patria. Los invitamos a leer este libro apasionante y esencial en lo que hace a la comprensión de nuestra historia y ser nacional.


                              http://es.scribd.com/doc/51847314/El-Payador-L-Lugones

lunes, 6 de agosto de 2012

REMINISCENCIAS SOCIO-POLITICAS DE LA MUSICA FOLKLORICA BONAERENSE (PARTE II)

ENTRE MAYO Y EL BRASIL
Por Gabriel Turone.-

Antes de introducirnos en la música de la Confederación Argentina, justo es manifestar que los años previos a 1829 han despertado en el gaucho -merced al grito de Mayo, la guerra de la Independencia, la heroica resistencia artiguista y las refriegas contra el Brasil- la invención de nuevos sonidos folklóricos que signaron, por así decirlo, el carácter épico-patriótico de la poesía. Hoy, buena parte de los géneros aparecidos en esas primeras décadas del siglo XIX ya no se tocan ni se bailan, por eso pasaron a la galería de bailes llamados ‘históricos’. Otros, los menos, son bailes ‘vigentes’ que de tanto en tanto suenan en peñas folklóricas o en jineteadas para el Día de la Tradición o en alguna fiesta pueblerina. Al presente es bastante difícil, si bien no imposible –y nos llena de tremenda emoción cuando así sucede- escuchar alguna pieza ‘histórica’ perdida en el tiempo. Abrevamos que la ejecución de un baile o sonido ‘histórico’ es obra de bailarines y músicos con gran erudición acerca del folklore criollo, virtud y pasión a la que, por cierto, ya casi nadie se entrega.
Si hablamos de bailes ‘históricos’ de la campaña bonaerense, enumeremos al Pericón, al Cielito, a la Polca (modelo europeo), la Media Caña o, todavía más desconocido que todos ellos, la Cuadrilla. No fueron danzas similares; el Pericón es asimilado como “baile de conjunto de parejas interdependientes”, al igual que el Cielito y la Media Caña, lo mismo que la Cuadrilla. En cambio, la Polca modelo europeo fue tipificada como “baile de pareja enlazada o abrazada”. La diferencia entre ambos es la libertad para los movimientos. Preciso es mencionar al histórico Pericón, que es una variante del Cielito, origen que comparte con la Media Caña, de allí las diferentes maneras de llamar al primero como “Pericón de Media Caña” o “Cielito Apericonado” [1]. Notamos que ya en 1810 el Pericón comenzaba a tener una cierta popularidad no únicamente en la provincia de Buenos Aires sino también en Catamarca, Mendoza, Córdoba, Corrientes y Entre Ríos, y más tarde al sur del Chaco. Desde Mendoza se produjo el contagio del Pericón en la República de Chile por parte de los soldados del Regimiento de Granaderos a Caballo, como consecuencia del Cruce de los Andes en 1817, alcanzando allende las montañas una grandiosa difusión. Miguel Torres ha escrito, con acierto: Pericón gaucho argentino/ que atravesaste los andes/ de la mano del más grande/ de todos los correntinos/ en aquel país vecino/ dio el alerta un clarín/ cuando vibró un fortín/ porque en aquellos terrenos/ los bailaron los chilenos/ y el general San Martín. Dicho furor logró su cúspide, quizás, en el año 1831, cuando el unitario Domingo Faustino Sarmiento, de paso por Chile, memora en su Recuerdos de provincia haber bailado incesantes pericones. Con el correr de los años, esta danza vivaz y alegre añadió nuevas figuras, como el “molinete”, la “corona”, “armas al hombro” y así hasta el empleo de pañuelos azules y blancos que, ondeados por las parejas, representaban al Pabellón Nacional. Así lo ha presenciado y anotado Alberto Palomeque en Tacuarembó, Uruguay, en las postrimerías del siglo XIX. Justamente por este tipo de colorida coreografía tan particular del Pericón, es que el mismo se fue ganando el mote de danza nacional.
La trayectoria del Pericón languidece en las arenas del circo, cuando “los hermanos Podestá lo exhuman e insertan en las truculentas aventuras circenses de Juan Moreira –apunta Leonor Capeto-. Esa obra era, al principio, mera pantomima hasta que un hotelero francés sugiere a José Podestá acompañar la acción con palabras. En efecto, en 1886, en el estreno en Chivilcoy se incluyó un Gato con relaciones en la escena de la pulpería. Tres años más tarde, la representación fue montada en Montevideo. En esa ciudad (…) el Pericón sustituyó al Gato”. El Pericón Nacional, nominación que debe su origen al compositor uruguayo Gerardo Grasso, por 1887, perduró hasta la década de 1920 con algunos ingredientes movimientistas más: “balanceo”, “demanda”, “espejito”, “puente de pañuelos”, etc., etc. En 1906, la aparición en el baile de un pañuelo amarillo representaba al sol. Otro baile y danza típica de la provincia de Buenos Aires fue el Cielito o Cielo. Tuvo aceptación en casi todas las provincias argentinas a excepción de las patagónicas (salvo Río Negro), aunque debe su génesis a la campaña bonaerense.

Lázaro Flury, en un estudio sobre la poesía gauchesca, afirma: “El Cielito ya había aparecido como danza, probablemente adaptado del “countri dance” allá por el año 1805. Pero su letra anterior a las composiciones de Hidalgo era siempre festiva y amorosa”. Lo que quiere decir Flury es que la modificación temática de los Cielitos, que a partir de 1821 comenzaron a relatar hechos de la patria naciente, ha sido por obra del poeta oriental Bartolomé Hidalgo, pionero en el Plata. Bartolomé Hidalgo fue “el primero en capturar no sólo el lenguaje propio del criollo, sino también sus emociones, sus anhelos, sus esperanzas”. Homenajeó con Cielitos al período que ilustramos aquí, desde Mayo de 1810 hasta el año 1822, donde relata las consecuencias de la caída del Directorio porteño a manos de los caudillos federales Estanislao López y Francisco “Pancho” Ramírez. Los Cielitos de Hidalgo surgen en la imprenta y toman conocimiento en la campaña hacia 1821, aunque se cree que por lo abarcativo de su obra, comenzó a escribirlos desde una década atrás (1811), fecha en que hizo su ingreso a las filas del ejército oriental del “Protector de los Pueblos Libres” Artigas. Muere un 23 de noviembre de 1822, con 34 años de edad, apenas cuatro años luego de haber venido a Buenos Aires, lleno de sabiduría gauchesca e inspiración telúrica. Sus Cielitos “se afirmaban en el ideal de todos los criollos: la libertad”, por eso se inspiró en la batalla sanmartiniana de Maipú, en el emocionante éxodo del pueblo oriental junto a José Artigas o en las protestas de un gaucho de la Guardia del Monte contra el Rey Fernando VII quien, renuente, no aceptaba nuestra completa independencia (“Allá va cielo y más cielo,/ Libertad, muera el tirano,/ O reconocernos libres,/ O adiosito y sable en mano”; o estos otros versos: “Cielito, y otra vez cielo,/ Bajo de esta inteligencia,/ Reconozca, amigo Rey,/ Nuestra augusta Yndependencia”.).

[1] Se lee en un recitado para Pericón: Del cielito vino luego/ el antiguo Pericón/ danza patricia que es honra/ de la criolla tradición.

Bibliografía - “Atlas de la cultura tradicional argentina”, Dirección de Publicaciones de la Secretaría Parlamentaria del Honorable Senado de la Nación, Buenos Aires, Argentina, Agosto de 1988. - Capeto, Leonor. “Varias parejas y un bastonero para bailar al ritmo del pericón”, Sección Campo, Diario La Nación, 26 de septiembre de 2009. - Hidalgo, Bartolomé. “Cielitos y Diálogos Patrióticos”, Ciordia & Rodríguez Editores, Buenos Aires, 1950

jueves, 2 de agosto de 2012

Federal Neto

Por Chacho Arancibia. Ni bien pise la escuela primaria, advertí claramente lo oscuro del asunto (aunque suene paradójico)... y mas cuando me referían ancianos criollos de distintas provincias, el porque de sus antágonicos ideales y tal vez Tata DIOS me concedió la plenitud por lo nacional y popular; al pasar por un muy cuestionado bachillerato... donde ya no cabía duda alguna... me habían estafado al igual que miles de argentinos respecto a una historia que por ser oficial hay y habrá que seguir creyendo en ella a pies juntillas, aún sabiendo que cuando la escriben los vencedores, vale esta reflexión absoluta: "La historia no es una ciencia; es el arte de mostrar una cara limpia y un culo siniestro" Leopoldo Marechal. ¿Cuantas posaderas se apoltronaron en el sillón del entreguista de entreguistas, don Bernardino Rivadavia y sin embargo, hete allí la otra cara de la moneda?... sus propios descendientes sirvieron a rajatabla a la causa de la Santa Federación... ¿Sera que casi siempre nos sentimos culpables de lo que no tratamos de atajar en su momento, para que la sangre no llegue al río? Por razones de salud mis padres me enviaron a un recupero en la hoy pujante( en cuanto a todo tipo de misterios siderales y terrenales) Capilla del Monte, si bien yo me hice de a caballo por esas cosas que hasta hoy agradezco al Todopoderoso, solito mi alma entre en la clandestinidad pasiva de los que nos aferramos al culto rosista y anduve en pocos meses... ¡Dando con criollos de pura cepa y descubrí a traves de nonagenarios y centenarios seres de real valía argentinista, hasta donde imperaba mi confusión histórica; por obra y gracia de la traición de Caseros! Como aún no existe cura para tal daño, es de imaginar lo que significaba el dicente, un quinceañero metido a redentor en aquella epoca y guitarra en mano frente a payadores, cantores, decidores, floreadores y encima jinetes es poco decir... ¡Centauros hechos y derechos, quienes prontamente me dieron nombres y fechas que apuntalaban sus memorias y en poco tiempo les gané el cinchón metiéndome como abrojo reseco y en mas de una vez me ví atropellado por serviles puesteros de fincas en manos gringas!... y zafé y los toreaba enculado y me sentía montando un Colorado del Monte!
De varios vecinos notorios (que San Pedro los tendrá en sus campos del Cielo)... supe de la Vida, Pasión y Muerte de Santos Guayama, al que a los pocos años de alejarme de Córdoba lo cito en la mi zamba "A Facundo" ("Guayama... de cobre/ el plomo surcó tu raza/ alza tu chuza vallisto/ para mandar otra carga)... no tenía acceso a temática alguna que me facilitara la fecha y palabra exacta que me definiera de una vez por todas, el abc de mi latir por la divisa del Restaurador de las Leyes y nuevamente el destino me encausa y de que manera. Al residir en Boulogne, se mudan nuevos vecinos y se dá... la ocasión de dialogar con Magdalena Soler Urquiza, mi hermano quedó en posesión de innumerables objetos y recuerdos que le cedió ella al amadrinarlo y yo me quedé... con un bagaje de insospechadas travesuras del tiempo del tal Urquiza... como la construcción de una via férrea que saliendo de sus campos llevaría hacienda por trenes hasta navíos de ultramar recalando en el litoral... bueno... busqué la forma correcta de hacer con mi humildón cancionero grabaciones haciendo hincapié en la pasión roja punzó y era lógico la mordaza cultural, siempre haciendo uso y abuso... ¡Me bajó la caña sin mas ni mas!... El señor de Los Cerrillos era demonizado sin asco. Olfatée y ya comenzaron a cederme libros que permanentemente consultaba con mis vivencias y al ir de visita a la casa de mi bisabuela materna, ella estaba adquiriendo sábalos (Congreso casi Libertador (antes Blandengues y de tierra)... a un negro sabalero, uno de esos personajes que su vida y sus medios de supervivencia era el río, las toscas y los juncales y habilidad para la pesca diaria... (la nona Antonia lo hizo pasar y dejó la botella de oporto a mano)... a la media hora de ahondar pareceres... deje plantado el almuerzo y la madre de la madre de mi madre y dimos con Valerio y sus amigos que almorzaban fritanga y saltó nuevamente la perdiz que yo buscaba... ¿Quien descendía de algun afro al servicio de don Juan Manuel?... (macilento y canoso, imposible saber su edad ni sumando todas sis venerables arrugas)... escuché de aquel motudo y oscuro ser: ¡Nunca apartés tu canoa pescadora con el pié, si saldrás de pesca!... ¡A nosotros los del Barrio del Tambor, nos echaron de esta tierra! ¡Sólo nos querían como sirvientes!... ¡Como lacayos en el Congreso Nacional, como cocheros en las pompas funebres, como fogoneros en buques y trenes! Y habló y lagrimeó y recordó su padre y su tío y de éstos las corajeadas sirviendo a San Martín! Cuando volví a tener contacto con los sabaleros... quedaba uno sólo... ¡Nadie compra pescado come excrementos!... me debían el relato de La Madre de la Patria la heroina negra... mi bisabuela ya no vivía... el tercer intento para dar con el mulato fué imposible... ¡Se fué el negro loco para la Banda Oriental y en esa canoa, sin documentos ni plata y para colmo con un solo remo!... se apartó el linyera del ayer Mar Dulce y hubiese jurado que escuchaba curtir parches y el candombear me traía ecos de vasos chisporroteando bien herrados, por adoquines que apisonaba la morenada al grito de ¡Viva la Santa Federación, mueran los salvajes unitarios!... ¿Cómo para no ser federal?... y neto carajo...