jueves, 25 de octubre de 2012

Todo Tango, en el Círculo de Tradición.

MIERCOLES 31 DE OCTUBRE, 18.30 HS
(MONTEVIDEO 641)


El Círculo de Tradición y Cultura Nacional "Don Juan Manuel de Rosas", se congratula de poder dedicar una de nuestras jornadas al baile típico de Buenos Aires.
La sita tendrá lugar en el Instituto Juan Manuel de Rosas, ubicado en la calle Montevideo 641, y el cronograma de actividades será el siguiente:
-18,45: Acreditaciones
-19,00: Disertación a cargo del Presidente del Instituto JM de Rosas, Dr. Alberto Gonzalez Arzac, sobre "La Historia del Tango y la política".
-19,45: Concierto en vivo del dúo "Los Malandrines".
-20,30: Vino de honor y Milonga libre.
-22,00: Cierre de la jornada.

Desde ya que esperamos contar con la presencia de todos los amigos y seguidores del Círculo para disfrutar juntos y seguir reafirmando lo nuestro.

Importante: La entrada es libre y gratuita.

viernes, 19 de octubre de 2012

Palabras del payador, Eduardo "Negrin"Andrade.

Resistiremos con toda nuestras fuerzas

Eduardo "Negrin" Andrade.

Cuando contaba con mis catorce años,entré por primera vez a una
institución que mas tarde fué rectora en los conocimientos nativistas
y tradicionales de nuestra patria.Su nombre: "LA BRASA Centro de arte y
costumbres tradicionales " situada en lo que después fue denominada
Ciudad de Ramos Mejia en el Partido de La Matanza.
Casa muy colonial y que guardaba todavía el perfume de el tiempo pasado.La leí en ese
tiempo y la seguí leyendo por muchos años una cartela que en la entrada decía:
"LOS PUEBLOS QUE OLVIDAN SUS TRADICIONES PIERDEN LA
CONCIENCIA DE SUS DESTINOS" firmado Nicolas Avellaneda.
Que hermoso pensamiento.
En mi, fué la escuela que marcó mi existir haciendomé encontrar con
los sueños de mis ancestros,sus sentimientos,su forma de vivir en
comunidad compartiendo lo que tenian con los que no tenían casi
nada.Con las manos tibias de amor al semejante sintiendose orgullosos
de ser criollos y recordar historias de sus mayores y hechos que ya
eran leyendas de sus pagos ,su comarca ,su territorio sin olvidarse
del lugar donde fué su primer llanto y a los que vieron su primer
sorisa.
Cada vez que pulso mi guitarra y digo mis canciones,suelo decirle a
los que escuchan que no estoy sólo.Un enorme grupo de mis ancestros
dicen por mi el amor a la tierra,a su gloriosa historia de pueblos
convirtiendose en país,con su bandera ,nada más claro que sus colores
No estamos dormidos.Hay un grupo que posee una enorme riqueza de
comunicación y su plan de quitarle a la juventud los recuerdos de sus
familias.
Resistiremos con toda nuestras fuerzas.En cada oportunidad que
tenemos seguiremos hablando de nuestra tradición mientras sigan claras
y fuertes nuestras mentes. y quizá alguna noche nos dormiremos con el
decir de aquel payador entrerriano,Generoso Damato.
"Yo soy aquel payador
Que va dejando en su senda,
Rastros como de leyendas
Y ensueños como de amor ."

Atte. con mis respetos

Eduardo "Negrin"Andrade

martes, 25 de septiembre de 2012

LOS ESPERAMOS EN LA APERTURA DEL CIRCULO!!!!

GRAN PRESENTACION GRAN !!!

Queridos Paisanos, llegó lo hora nomás. El miércoles 26 a las 18.00, en la sede del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas (Montevideo 641) presentaremos nuestro CIRCULO DE TRADICION Y CULTURA NACIONAL que lleva el nombre homónimo.
Habrá guitarras criollas, bailes típicos, payadas, pastelitos y premiaremos con un diploma a personas destacadas en la cultura nacional.




Al finalizar la presentación compartiremos con todos los presentes un vino de honor en el salón de la institución. LAS MONTONERAS FEDERALES LLEGAN AL MICROCENTRO DE LA CIUDAD !




miércoles, 5 de septiembre de 2012

CANTO DE AMOR A NUESTROS HEROES



Hoy despertó la mañana, soberana, rotunda, con el sol queriendo escaparse desde el cenit, para apoyarse vaya a saber donde…quizás en el corazón de alguno que lo espera, por que el frío, sabe, es algo más que andar escaso de abrigo, es, andar escaso de patria.
No hay frío mas escandaloso, que ese, de no saber donde está la patria, quien se la está quedando, y entonces, pensé que hace muchos años, quizá 45 talvez 50, conocí un personaje casi un quijote, de palabra larga y cautivante, que me dijo: “hermano, hay que hacer la patria, esta que nos dejó San Martín, Belgrano y Rosas, entro otros” y le metió canciones a esa angustia que le estrangulaba la garganta. Y allí estaba el Chacho, el Arancibia, el que creo en mi corazón esta fuerza arrasadora que ha consumido parte de mis tantos años.
Pero, aquí está ese corazón, erguido, expectante, sabiendo que hay hombres y mujeres capaces de recrear de una asombrosa manera, los cimientos de este país llamado  “Patria”.
Yo era muchacho, recuerdo, y a pesar de estar imbuido en una atmósfera izquierdosa y desasosegada, sentí que era necesario transitar otros caminos, los de poner los ojos en otros hombres, los nuestros, los que dejaron todo en el combate y en la palabra,  para que nuestras mentes se transformaran en pos de una libertad distinta, esta que no es, pero que será, por que por eso lucharon aquellos, paladines bellos y valientes, soportando toda clase de injurias, pero,,,,ya ve, las consignas fueron levantadas, la palabra ya fue soltada y la sangre de aquellos, sirvieron para regar mi espíritu argentino.
Y los bendigo. A  usted mi General del sable incorrupto, A usted también mi general
Con sueños de bandera, y a usted Don Juan Manuel, que escribió sencillamente como se debe hacer la patria.-
Y yo también le puse canciones, quizás no tantas como debí haberlo hecho,  pero, en lugar de buscar un argumento como pretexto, hoy busco la mejor manera de exaltar las bases de una nueva soberanía, esa que me enseñaron ellos.
No tengo armas, solo la inmutable decisión de  mi canto, levantado en pos de mis sentimientos, por amor a los que creyeron en una patria distinta, sin patrones, sin la extranjería dominante, solamente con hombres y mujeres de buena voluntad, que ayudasen a abonar la tierra y plantar la simiente de esta patria hermosa.
Yo también lo quiero, con mis pequeñas fuerzas, pero con renovado espíritu argentino,
Colorado en el monte, barbado soñador en Salta, guerrero inmaculado en las riberas, andino general en las batallas.
Padres nuestros que están en el bronce, ciudadanos del cielo, patriotas nuestros, quien sabe que pecho los contiene, en que corazones están morando, pero se, que algún día, la patria los ha de rescatar de los olvidos y los pondrá en el sitial donde deben morar los elegidos de Dios.-
Aquí estamos, guerreros del canto, con guitarra por lanza, para poner en el aire nuestro homenaje: VIVA LA PATRIA!!!  

Por Horacio Quiroga.

martes, 28 de agosto de 2012

ESTANISLAO LÓPEZ Y FEDERALISMO


ESTANISLAO LÓPEZ Y FEDERALISMO: DOS PUNTALES DE LA IDENTIDAD CULTURAL SANTAFESINA QUE MUY POCOS JÓVENES CONOCEN.

Por Nobel  Clemar Passaglia (*)


Que la provincia de Santa Fe es tierra tan fecunda en federalismo como en trigos, no admite cuestionamiento alguno. Pero aun cuando ésta es la fragua en la que se moldeó la mayor parte de la estructura institucional de la Patria, la mayoría de los jóvenes santafesinos entre 18 y 30 años no sólo desconoce la historia profunda de su provincia, su decisiva participación en el proceso de construcción del país y el espíritu federal,  patriotismo y compromiso de los hombres que la formaron, sostuvieron y proyectaron hacia el presente; sino que ignoran absolutamente los basamentos que fundamentaron esa construcción, así como la de su propia identidad provinciana, hoy sometida deliberada y sistemáticamente a una desculturización extranjerizante que debe poner en alerta a educadores y familia.
    El desconocimiento y desinterés que se advierte en quienes está depositado el reaseguro del patrimonio cultural de la provincia, así como de su historia, que es la que debe sostener y hacer mayor su grandeza en el futuro, obliga a hacer una exhaustiva prospección acerca de las causas por las que la identidad cultural de las generaciones comprendidas en esa franja etárea y su concepción de federalismo, pensamiento y acción que dio a parir el país, está cada vez más difusa, lo que debilita no sólo a esta provincia, la segunda en importancia social, económica y política de la Nación, exponiéndola a perder cada vez más identidad, sino a la República misma, que ya viene sufriendo desde hace años esas mismas acometidas desculturizadoras, con el avieso propósito de debilitar su fortaleza, que no es otra que la de su gente.
    Es claro que las causas son muchas y variopintas; y no es finalidad de esta primera aproximación determinar por qué, cuándo y en qué punto se produjo el quiebre o debilitamiento en los jóvenes del alto espíritu patriótico y amante del pago chico que impulsara a los grandes hombres del federalismo santafesino, como Estanislao López, a abrir con muchos sacrificios y renunciamientos personales una picada por la que se pudiera transitar en paz y armonía social hacia un destino de grandeza común y definitiva para el país en formación, imprimiéndole el sello de la causa federal con la convicción de que sus valores eran y lo siguen siendo los que mejor servirían a la causa mayor, que es la del pueblo argentino, plantando así los puntales más sólidos en los que debía apoyarse la República: permanente estabilidad política, inquebrantable paz social y un proyecto concertado de nación que la proyectara hacia el futuro con solidez institucional, crecimiento económico, previsibilidad y prosperidad para todos sus habitantes .
   Para entender acabadamente la causa del federalismo y comprender con amplitud las razones fundantes de aquellos que la propulsaron en tiempos en lo que todo estaba por hacerse y las condiciones políticas y sociales no estaban dadas para el entendimiento y la concordia que permitieran poner fin a los enfrentamientos y avanzar con paso seguro hacia la conformación definitiva del país, es preciso conocer en su más amplia extensión el contexto, los tiempos, los protagonistas, las características personales de cada uno y las motivaciones políticas que hacían que el país se agitara en una constante convulsión.
   Como ya se ha dicho, no es propósito de esta primera entrega abordar políticamente los distintos y muy complejos factores que intervenían en una disputa política que mantenía a todo el territorio nacional en permanente estado de beligerancia interna y luchas fratricidas entre quienes pretendían que las provincias respondieran a un Gobierno nacional, con representantes enviados al Congreso (federales) y los que querían imponer el poder unitario y hegemónico de la provincia de Buenos Aires (unitarios) por sobre los derechos que los primeros entendían que debían asistir a los estados provinciales; como tener sus propias Constituciones y administrar sus recursos con autarquía, tributando al Gobierno nacional y recibiendo los reintegros de fondos coparticipables, tal como es el actual el sistema de gobierno.
    En ese sentido, sin adentrarse en un terreno que requiere de un tratamiento más extendido y en función de hacer que las nuevas generaciones de santafesinos conozcan lo más profundamente posible el espíritu de puro cuño federal con el que se fueron construyendo  las bases institucionales del país y de la provincia de su pertenencia, para conocer así su verdadera identidad provinciana y reafirmar a un tiempo esa pertenencia, es que se describirán en una próxima entrega, en forma cronológica y del modo más objetivo posible, los hechos y protagonistas que abrieron en Santa Fe las huellas más anchas para la causa federal, que sería la que finalmente habría de llevar al país hacia su destino de nación justa, libre y soberana, como lo soñaron y lucharon por ese sueño patriotas esclarecidos y valientes como Juan Manuel de Rosas y el propio Estanislao López; y así como está grabado para siempre en la letra de la Constitución Nacional, de la que la “Invencible” Santa Fe es la tierra madre.


(*) Periodista - Escritor, - Investigador de Tradiciones Folklóricas.
     Autor de la novela tradicionalista “Silbidos en la Huella”.
   Coordinador de la Región Litoral del Círculo de Tradición y Cultura Nacional “Don Juan Manuel de Rosas”.

martes, 21 de agosto de 2012

"El hombre que vivía de la historia".


Profesor González Polero
EL HOMBRE QUE VIVIA LA HISTORIA
 Por Raúl Oscar Finucci (Director Revista El Tradicional).

 
No es esta una nota académica sobre historia, ni es este un artículo periodístico, es simplemente lo que siento por el hombre que fue el profesor Jaime Tristán González Polero, fallecido el 29 de noviembre de 2000.
Amigo y maestro en igual porcentaje, me hizo comprender el pensamiento y obra de Juan Manuel de Rosas, aquel al que se le negó, y se le niega, el título de prócer, por la eterna voluntad de quienes creen que la firmeza en el mando es un pecado, ejerciendo constantemente el anacronismo, que como sabemos, es una forma de la mentira.
Conocí al profesor Polero en tiempos en que el Intendente de Gral. San Martín, Escribano Antonio Libonati, accedía a su pedido de comprar la casa perteneciente a la familia Comastri en la localidad de San Andrés, sita en el mismo partido, y que fuera, según Polero, parte del Cuartel General de los Santos Lugares de Rosas.
Esto fue e mediados de la década del noventa, hecho que agradó mucho a la comunidad interesada en la historia, y sobre todo a los adherentes al Pensamiento Nacional.
Adquirida la propiedad por el Municipio, el profesor Polero fue nombrado su Director; allí comenzó a vivir su gloria. Inmediatamente se mudó al museo y ocupó con humildad e hidalguía, una cuarto que estaba sobre el sótano inundado, durmiendo sobre un catre cuyo colchón eran cuatro grandes almohadones de un viejo sillón. El, que pertenecía a una de las viejas familias del San Martín Antiguo; que había sido, a sus veinticuatro años, secretario privado del interventor en Rosario del Gral. Perón.
Estoicamente se bañaba con un jarro de agua calentada en la cocina, porque nunca logró que se le instalara el agua caliente, y cuando me escuchaba maldecir contra quienes no hacían en el museo, al que llamó “La Casa de Rosas”, las reformas y arreglos necesarios para una vida digna de su director y de la memoria que guardaba, me decía: “Me baño como lo hacía el Restaurador”.
Nunca tuvo una plancha que funcionara; cortó el cable y la calentaba también en la cocina. Su magro sueldo de Director, le alcanzaba para mantenerse y enviarle algún dinero a su ex mujer, de la que se había divorciado hacía ya más de treinta años, y le exigía constantemente atención. Yo también me permití opinar sobre ese prescripto reclamo, y él, como un caballero con el honor intacto, me respondía: “Yo se lo que estoy pagando”.
Luchó denodadamente para que “La Casa de Rosas” tuviera baños públicos, una oficina fuera del edificio y un tratamiento contra la humedad que desde abajo la destruía. Todo eso se logró después de su muerte.
Cuando me planteó que lo ayudara a redactar los motivos por los cuales él quería que la casa fuera declara “Monumento Histórico Nacional”, nos pusimos a trabajar. Polero no descansaba reuniendo documentos y redactando razones que le dieran la razón. Finalmente el mismo Arquitecto Peña, presidente de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos de la Nación,  junto a un colaborador, llegaron hasta el museo. Estuvimos charlando toda la tarde mientras ellos revisaban todo el edificio; ubicación con respecto a la línea municipal, reformas evidentes y otros detalles. Polero caminaba de una lado a otro, inquieto, ilusionado. Finalmente la comisión probó que su museo había sido una construcción del Cuartel General de los Santos Lugares de Rosas, y lo calificó “Lugar Histórico”, pero al no probarse que la hubiera habitado Rosas, no calificaba como “Monumento”. El profe se enojó, pero aceptó con un dejo de satisfacción; sabía que estaba en el lugar correcto, y para él sería siempre “La Casa de Rosas”.
En otra oportunidad y sin dudarlo, llamó al Arquitecto Daniel Scháveltzon, quien yo conocía de la época en que trabajé en la revista “Todo es Historia” del Dr. Félix Luna. Daniel vino con su equipo de “Arqueólogos urbanos”, pero no encontraron demasiado, las construcciones sanitarias y otras modificaciones del terreno, hicieron desaparecer los elementos que podían haber sido importantes en las vitrinas de sus dos salas.
Trabajaba mucho, escribiendo y consolidando el Instituto de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas” de Gral. San Martín, y aportando constantemente su conocimiento y capacidad de gestión, para el Instituto Nacional.
Algunas veces he pasado de madrugada cerca del museo, y me acercaba para ver si estaba todo bien en la casa de mi amigo. Varias veces lo vi, a través del vidrio de la puerta que daba a su escritorio, dormido sobre sus papeles, junto ala pava y el mate. Lo llamaba desde mi celular y lo despertaba para que se fuera a dormir. Varias veces le dije que tenía que dormir más, que tenía que descansar, y su respuesta era. “Mi descanso es continuar”.
Cuando el cambio de signo político se cernía sobre el partido, alguien llegó como amigo a absorber conocimientos y agenda de Polero. Algunos se lo dijimos, pero alentaba la idea de que no lo dejarían sin su museo. El intendente Ivoskus asumió su cargo e inmediatamente lo echó. A él, que había encontrado esa casa, a él que la había hecho comprar y la había convertido en museo, a él, que dormía en un catre con almohadones…
A los pocos días, después del ultimátum, lo pasé a buscar y lo llevé a una pensión, que fue la antesala de su tumba. Al mes quedó mudo, y a los dos meses murió.
La ceguera de la política, no importa del signo que sea, mató al Profesor Jaime Tristán González Polero. Mi amigo, maestro y ejemplo de que lo que se siente se debe vivir en consecuencia.

El autor es director de la revista EL TRADICIONAL
y colaborador de la revista EL FEDERAL

jueves, 16 de agosto de 2012

EL FOLKLORE BONAERENSE Y LA POLITICA... (PARTE III)


LOS SONIDOS FEDERALES  

Otra hija del Cielito, la Media Caña, merece toda nuestra atención por haberse constituido en baile extendido en tiempos de Rosas. Danza “histórica”, por cuanto ya ha caído en desuso, la Media Caña ha quedado retratada en algunas pinturas famosas de la Federación, como aquellas de Carlos E. Pellegrini [1], una llamada Bailando la Media Caña (1835) y la otra simplemente Media Caña(1831).

De acuerdo a las investigaciones de Vega, este baile “descubre su nombre dentro de la primera década de la Revolución de 1810”, el cual creció “vigorosamente en el Plata en la época más cruel de la guerra civil” comprendida entre los años 1838 y 1842. La Media Caña, sin lugar a dudas, estuvo asociada al Partido Federal, y por esa misma razón se constituyó en “forma literaria de los contrarios”. Queda establecido, por esta estrecha relación del mencionado baile con la Federación, que su abandono y decadencia se aceleran con la caída del Restaurador de las Leyes en 1852. Nos llega el recuerdo, entre otros, de un Cielito de Media Caña compuesto “en tiempos de la campaña al desierto realizada por Rosas”, en el cual su primera y última estrofa decían así: 

Voy a cantar un cielito/ que se llame federal/ porque la unidad no es carta/ con que se puede jugar.

Cielito, cielo que sí/ cielito de media caña/ pronto los hemos deber/ sentados en la cucaña. 

Luego de muchos años, y ya acercándonos a la que fuera su última etapa de vida, la Media Cañavuelve rescatada por el circo criollo, muy parecido al derrotero del Pericón, si bien envuelta en las sombras y alejada para siempre de su antiguo esplendor.

Como una rareza de esos años encontramos el Cielito en batalla, variante del Cielito que se introdujo en nuestro país en 1831, a través de los hermanos José y Juana Cañete. Fueron ambos bailarines de pantomimas que se ejecutaban en las pistas y salones del Buenos Aires federal. El revisionista Josué Wilkes, dedicado a la tarea investigativa de los sones y bailes de la época de Rosas, da la siguiente explicación acerca de este género musical:


“El mote bélico aplicado a danza tan plácida y galana, como lo es el Cielito, le fue aplicado por sus creadores por la sugerencia que les ofrecía la disposición de las múltiples figuras constituidas de la danza, con las disposiciones y alternativas de dos fuerzas combatientes maniobrando con táctica de lucha. En efecto: el orden abierto con que se enfrentaban las parejas, los movimientos de avance y retroceso, los molinetes y demás complicadas figuraciones de la danza se prestaban buenamente a la denominación guerrera del novedoso Cielito de los Cañete”.” [2]

Y ya que volvemos sobre los Cielitos, hay que decir que salieron publicados muchos de ellos en varios periódicos bonaerenses surgidos durante el primer gobierno de don Juan Manuel, en donde resaltó el ingenio de fray Francisco de Paula Castañeda (1776-1832). Una interesante pieza de este género folklórico, y que fuera creada por el fray, es el conocido Cielito por la muerte de Dorrego, dado a conocer por vez primera en 1914 por Juan A. Pradère y cantado en muy buena versión por el músico surero Atilio Reynoso.  

En “La Moda” N° 8, gacetilla aparecida el 18 de noviembre de 1837 en Buenos Aires, el aún simpatizante federal Juan Bautista Alberdi enjuiciaba al Cielito como “hijo de las campiñas argentinas, expresión de las alegorías nacionales; despierto y vivo como el sol que alumbra nuestros campos, está destinado a servir de peroración a nuestros bailes: es compañero de la aurora; su música rosínica es acompañada por los pájaros del alba; nace tiznado, negligente, gracioso como las últimas horas de una dulce noche”.

El año 1811 determinó el nacimiento de diversos “bailes de parejas solistas” que alcanzaron importante difusión en el período rosista, entre ellos El CuandoEl MinuéEl Montonero y El Minué Federal. A fines del siglo XIX todos ellos habían pasado a la historia, siendo rescatados únicamente como material de estudio para los amantes de las costumbres antiguas.

Estos bailes eran sociales “de carácter ceremonioso y originariamente señorial derivados del minué y de la gavota europeos”, según Carlos Vega, quien también añade que todos“poseen una parte lenta y una rápida (allegro).

El Cuando fue conocido en nuestro país al año de la Revolución de Mayo, siendo las primeras provincias en disfrutar de su música y su danza Tucumán, Salta, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, La Pampa y Río Negro, mas su expansión hacia la provincia de Buenos Aires la hallamos recién en el período 1831-1850, cuando gobernaba Rosas. Bailada en toda la campaña, esta música se trató de un minué-gavota con allegro de Gato.

Pasemos a El Minué, que también vivió sus mejores horas durante el federalismo. Esta música estaba presente en casi todas las tertulias bonaerenses y de la sociedad porteña, compartiendo su popularidad junto con los Tristes (venidos del Perú), los Cielitos criollos y los Boleros españoles. En la época de Rosas, toda tertulia de salón se abría con un Minué, donde hombres y mujeres “lo bailaban con pasos graves y medidos, utilizando la ocasión para desplegar todas sus gracias naturales”, advierte Nora Malamud. 

Sirvió también el Minué para agasajar a las autoridades de turno, como cuando en 1830 le fuera dedicada a Juan Manuel de Rosas un Gran Minuét y Valsa, autoría de José Tomás Arizaga. Entre las tres composiciones musicales que salieron en “La Moda” del 21 de abril de 1838, una se trataba de un Minué, composición del genial Juan Pedro Esnaola. Cuando el asesinato del gobernador tucumano Alejandro Heredia, el “British Packet” (periódico de la comunidad inglesa en Buenos Aires) informaba sobre un Minué titulado “La Súplica”, de Juan Bautista Alberdi, quien de ese modo memoraba al infortunado federal.

Ha ocurrido en las jergas federales, que luego de un Minué inicial le seguía El Montonero (o La Montonera, como también se le conocía). Básicamente, esta danza se trataba de un Minué con figuras de contradanza española o Cielito criollo en el allegro (parte rápida y última de la pieza).

Aunque no conviene adelantarnos, El Montonero suele confundirse con El Minué Federal, errada apreciación que ha persistido con fuerza en no pocos trabajos folklóricos. Interesante que una danza criolla lleve el nombre montonero; su inclusión, es bastante sencilla de entender si sabemos interpretar la historia argentina de la primera mitad del siglo XIX. Prestemos atención a lo dicho por Guillermo Terrera:

“A partir de 1818, las montoneras empiezan a tener una destacada preponderancia en la vida político-social del país. Cada período de luchas, engendró en el territorio argentino, una serie de personajes célebres por sus hazañas, pero que pronto eran reemplazados por otros que actuaban en nuevos acontecimientos. Y así, el héroe de la guerra de la Independencia, el soldado a quien le cantaron en su oportunidad los vates populares, es pronto olvidado y otro héroe, más actualizado lo reemplaza”.

Aquí, Terrera distingue la célebre fama alcanzada por los gauchos durante el período de las luchas independentistas, en donde no trepidaron en el ofrecimiento de sus vidas en aras de la patria libertad, del terruño que los había visto nacer a ellos y a sus ancestros. Hacia 1820, ser miliciano montonero ya constituía un estatus legendario para los pueblerinos, los cuales se dedicaron a solfear coplas y tocar sonidos que revivían sus hazañas y sus aventuras, sus triunfos y sus derrotas, sus tiempos en los inhóspitos cantones fronterizos. 

Extenso fue el derrotero de estos soldados agrestes. La vida de las montoneras empezó en las refriegas contra los godos y se extendió hasta bien entrada la década de 1870, cuando nuevas generaciones de montoneros murieron por la causa federal, acaudillados por Varela, Guayama, Luengo o López Jordán. 

Ya homenajeado y vuelto baile folklórico por el arrojo desplegado en los campos del honor, El Montonero se convertirá en música bonaerense reconocida durante la época de Rosas, extendiendo su influencia en ese mismo período por provincias tales como Santa Fe, Santiago del Estero y Corrientes. 

Hay que hacer, no obstante, un distingo. En la Santa Federación estas fuerzas irregulares (las montoneras) ahora eran “reemplazadas por verdaderas campañas militares dirigidas por jefes expertos y de carrera, conjuntamente con tropas adiestradas y disciplinadas”. Sin embargo, bien podríamos agregar que el soldado montonero de antes ahora convergía en las formaciones militares evolucionadas del presente, no perdiendo por eso su silvestre aptitud para el combate ni su gauchesca vestimenta. Así lo remarcaban los pintores de la Federación cuando deseaban dejar un testimonio pictográfico para los tiempos: ellos reflejaban el semblante de auténticos “gauchos militares” con divisas punzó.

En 1845 aparece un Montonero compuesto por el prolífico Juan Pedro Esnaola, exaltado partidario federal de aquellos tiempos que volcaba sus pasiones y simpatías al hacer “resonar una nueva cuerda en su lira”. Por entonces, El Montonero y el Minué Federal gozaban de frondosa popularidad, lo mismo “las grandes composiciones religiosas” y las canciones “con reminiscencias rossinianas”.

Por Minué Federal también queremos llamar al Minué Montonero, al Minué Nacional, o bien, a El Federal a secas. La diferencia sustancial con respecto a La Montonera (El Montonero), estaba en la composición de sus partes. Válido es recordar que El Montonero tenía en su parte final (allegro) unCielito, mientras que el Minué Federal, un Valse.

Su aparición le pertenece casi exclusivamente a la campaña de la provincia de Buenos Aires, entre los años 1811 a 1830. Luego, entre este último año y 1850, sus sones se extenderán y bailarán en todas las ciudades de la Confederación Argentina, predilectamente en San Luis, San Juan, Santiago del Estero, Santa Fe y Entre Ríos, para luego ir declinando suavemente en el período signado por los gobiernos masónicos y liberales triunfantes (1851-1880). El Minué Federal fue baile “histórico” a partir del 1900. 

Por último, nos remite Fermín Chávez un dato perdido en la historia: “Se tienen noticias de unMinué Federal de 1840, compuesto por Juan Poca Ropa, director de banda del ejército rosista, oriundo del barrio de San Telmo”.


[1] Charles Henri Pellegrini fue el nombre real del padre del futuro presidente de la Nación, Don Carlos Pellegrini (1890-1892). De origen suizo, quedó consagrado como uno de los mejores retratistas de las costumbres camperas de los tiempos confederados. Gracias a la precisión de sus obras, hoy se conocen innumerables paisajes y faenas de aquella patria gaucha y su gente.

[2] Wilkes, Josué T. “Acerca de la música en la época federal”, en Revista del Instituto Juan Manuel de Rosas de Investigaciones Históricas, Buenos Aires, Enero-Diciembre de 1963, núm. 23.


Por Gabriel O. Turone


Bibliografía:

-          “Atlas de la cultura tradicional argentina”, Dirección de Publicaciones de la Secretaría Parlamentaria del Honorable Senado de la Nación, Buenos Aires, Argentina, Agosto de 1988.

-          Chávez, Fermín. “Iconografía de Rosas”, Tomo II, Editorial Oriente, 1970.

-          Chávez, Fermín. “La cultura en la época de Rosas”, Ediciones Theoría, Argentina, 1973.

-          Terrera, Guillermo Alfredo. “Cantos tradicionales argentinos”, Peña Lillo Editor, Buenos Aires, 1967.